Desde su aparición, a mediados del pasado siglo, la refrigeración evaporativa ha utilizado el agua como refrigerante convirtiéndose en una alternativa a conceptos como la sostenibilidad, la protección medioambiental o la economía circular.
En la sociedad actual se apuesta firmemente por la utilización de recursos naturales, que al mismo tiempo que favorezcan el ahorro energético, garanticen la protección medioambiental. En este contexto, en el campo de la refrigeración, existe una clara tendencia a la transición hacia refrigerantes naturales capaces de reducir las emisiones de CO2. El agua es uno de estos recursos cuya eficiencia, en materia de climatización está demostrada. La refrigeración evaporativa – torres y condensadores- emplea el agua de la que realiza un uso responsable y sostenible, favoreciendo su reutilización de modo seguro y la reducción de su consumo, y contribuyendo, de este modo, a la disminución de la contaminación. Éste es el caso, por ejemplo, de la reutilización del agua de condensación de las instalaciones frigoríficas.
Los orígenes del enfriamiento evaporativo, utilizado desde el neolítico con la aparición de la cerámica a nivel industrial, se remontan a mediados del pasado siglo, concretamente al año 1955 cuando el inventor y empresario sueco Carl Munters fundó Carl Munters & Co., en base a sus ideas sobre las leyes de la termodinámica que tradujo en una tecnología pionera: desarrollar un sistema de aire acondicionado basado en el uso de la refrigeración evaporativa y la deshumidificación. El desarrollo de los componentes clave del sistema fueron el rotor desecante y los paneles evaporativos. A lo largo de su vida, Carl Munsters solicitó alrededor de 1.000 patentes centradas básicamente en áreas de deshumidificación y enfriamiento evaporativo.
Aun así, los primeros antecedentes debemos buscarlos veinte años antes, cuando en la década de los treinta del pasado siglo, en Estados Unidos se extendió la utilización en las ventanas de las viviendas de paños mojados a fin de que los ventiladores eléctricos empujaran aire mojado al interior. Poco después, los paños se sustituyeron por paja o fibras de madera, de modo que el ventilador se guardaba en una caja con la paja envuelta en malla de gallinero. Estos fueron los primeros sistemas de refrigeración completamente artesanales.