En un momento en el que la crisis sanitaria originada por el COVID-19 sigue en pleno auge, conviene revisar la aplicación de los equipos de enfriamiento evaporativo en los complejos socio-sanitarios, donde se constituyen como la alternativa más segura y eficaz desde el punto de vista energético. La evacuación del calor de condensación que requieren los procesos de refrigeración en estas superficies, ya se trate de clínicas, hospitales o residencias geriátricas, encuentra en esta tecnología una combinación óptima en lo que se refiere a ahorro energético y costes.
Los equipos de enfriamiento evaporativo - condensadores evaporativos y las torres de refrigeración- utilizan un refrigerante natural, como es el agua, para enfriar o condensar fluidos en numerosas aplicaciones. Este principio se aplica para la transmisión a la atmósfera del calor excedente de diferentes procesos y máquinas térmicas. Sin embargo, la consideración de estos equipos como instalaciones de riego en la transmisión de la legionela ha generado dudas entre los responsables del diseño y construcción de instalaciones socio-hospitalarias en torno a los problemas que la bacteria pudiera causar en personas inmunodeprimidas o en ancianos con cuadros de dolencias múltiples. Sin embargo, informes recientes han puesto de manifiesto que no hay relación directa entre el número de torres de refrigeración y los casos de legionela detectados en España.
Por otra parte, no hay que olvidar que torres y condensadores constituyen una de las alternativas más eficientes en el campo del enfriamiento, favoreciendo el ahorro energético, tanto por su aplicación como por su diseño. Asimismo, su capacidad para ofrecer una combinación de uso de energía y coste de instalación idónea deriva en una óptima relación inversión/rendimiento frente a soluciones similares. En los complejos hospitalarios escoger el sistema de refrigeración más eficiente resulta fundamental, tanto por las altas potencias demandadas como por las horas de funcionamiento anuales.
Los equipos de enfriamiento evaporativo, utilizados para la condensación del gas refrigerante en las instalaciones frigoríficas, liberan el calor de condensación de las máquinas frigoríficas transfiriéndolo a la atmósfera mediante la evaporación de una reducida cantidad de agua. Este proceso se hace efectivo gracias al establecimiento del contacto entre el agua en circulación y una corriente de aire en un intercambiador de calor. El valor añadido de esta tecnología pasa por ser natural, sencilla, limpia, segura y económica y abarca tres grandes áreas: la socio-sanitaria, destinada a eliminar el riesgo de transmisión de legionela; la medioambiental, vinculada con la eficiencia energética; y, por último, la económica, gracias a la óptima relación que ofrecen entre coste (incluyendo instalación y mantenimiento) y consumo energético.