La Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han publicado un informe sobre políticas de reducción de emisiones derivadas de sistemas de enfriamiento en el que se ponen de manifiesto los beneficios de aplicar tecnologías de eficiencia energética en la refrigeración.
El documento pone cifras a lo que llama “una acción internacional de climatización eficiente”, que podría evitar hasta 460.000 millones de toneladas de emisiones de gases de efectivo invernadero (GEI) en las próximas cuatro décadas (equivalente a ocho años de emisiones mundiales a los niveles de 2018). Esto supone que, en ese tiempo, se podrían generar reducciones de entre 210.000 y 460.000 millones de toneladas de emisiones equivalentes de dióxido de carbono, a través de acciones encaminadas a mejorar la eficiencia energética de la industria de enfriamiento, junto con la transición a refrigerantes amigables con el clima.
El informe, titulado Emisiones de enfriamiento y síntesis de políticas. Beneficios de la eficiencia en refrigeración y la Enmienda de Kigali, detalla algunas de las opciones para que los diferentes países puedan alcanzar una cadena de enfriamiento eficiente. Como su propio nombre indica, el acuerdo se centra en la importancia del cumplimiento de los acuerdos internacionales como la Enmienda de Kigali o el Acuerdo de París en base a criterios de cooperación y compromiso internacional.
Otras sugerencias apuntan a la necesidad de que los gobiernos realicen esfuerzos legislativos como la elaboración de normas mínimas de rendimiento energético y etiquetado de eficiencia energética; la promoción de códigos de construcción que integren una refrigeración eficiente en los objetivos de ahorro energético; y, por último, un compromiso serio para poner fin al mercado negro de productos perjudiciales para el medioambiente.
Cabe recordar que, en los últimos años, el sector del frío ha realizado un gran esfuerzo tecnológico y económico para crear cadenas de frío sostenibles –otro de los objetivos que señala el informe-. En la actualidad, se calcula que en los nuevos sistemas frigoríficos los ahorros alcanzan el 30%. Además, se está trabajando intensamente en la aplicación de tecnologías de control de emisiones que van más allá de los refrigerantes y que se centran en cuestiones igualmente importantes como el control de fugas o el reciclaje y recuperación de fluidos.